EL ÚLTIMO DICTADO
SE DEDICARÁ MEDIA SESIÓN A REALIZAR UN DICTADO BASTANTE MÁS EXTENSO QUE LOS QUE SUELEN REALIZARSE DURANTE EL CURSO. EN ÉL, NO SOLO SE TENDRÁN EN CUENTA LAS FALTAS DE ORTOGRAFÍA (GRAFÍAS Y TILDES), SINO TAMBIÉN EL USO ADECUADO DE LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN.
Contribuyeron a este cambio
las visitas de Sabina, una vistosa joven de abundante cabellera rubia y ojos de
color avellana, de carácter reservado pero de gran sensibilidad. El joven
reveló enseguida al bisabuelo que la consideraba divina, así que el viejo,
lleno de buena voluntad, la convidaba habitualmente al aperitivo, y también a
cenar a veces, pues había buena visibilidad en la carretera que comunicaba su
vivienda con el centro urbano y ella nunca tuvo problemas serios a la vuelta,
salvo una vez que un rebaño de vacas se atravesó y obstaculizó la vía, y otra
que no vio el badén y le reventó una rueda.
Una noche en que se recibió el aviso de que llovería abundantemente, ella tuvo que abandonar la idea de aventurarse a conducir por aquella carretera de curvas bajo las aguas turbias de la rabiosa tormenta. Obviamente, fue invitada a dormir por el bisabuelo, quien, al abandonar la habitación para revisar las ventanas, adivinó, como sabio que era, que él ya no tenía cabida en aquella velada improvisada por el azar. El joven se puso nervioso, se ruborizó y, con una voz que parecía un rebuzno, le dijo que ella había devuelto la belleza a su vida vacía, pero no se atrevió a dar el paso definitivo. Ella le devolvió el valor con un suave y provocativo beso que le hizo vibrar, y fue entonces cuando él, libre ya de las trabas de la vergüenza, le pidió que fuera su novia.
Una noche en que se recibió el aviso de que llovería abundantemente, ella tuvo que abandonar la idea de aventurarse a conducir por aquella carretera de curvas bajo las aguas turbias de la rabiosa tormenta. Obviamente, fue invitada a dormir por el bisabuelo, quien, al abandonar la habitación para revisar las ventanas, adivinó, como sabio que era, que él ya no tenía cabida en aquella velada improvisada por el azar. El joven se puso nervioso, se ruborizó y, con una voz que parecía un rebuzno, le dijo que ella había devuelto la belleza a su vida vacía, pero no se atrevió a dar el paso definitivo. Ella le devolvió el valor con un suave y provocativo beso que le hizo vibrar, y fue entonces cuando él, libre ya de las trabas de la vergüenza, le pidió que fuera su novia.
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